21 % DE IVA A LAS BEBIDAS AZUCARADAS, MÁS VALE TARDE QUE NUNCA

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Tras algún que otro amago, ya es una realidad: el IVA de las bebidas azucaradas y edulcoradas pasará de un 10 a un 21%. El Gobierno ha presentado esta medida ante la Comisión Europea el pasado 15 de octubre y entrará en vigor en el 2021  con la finalidad de intervenir y atenuar las cifras de sobrepeso, obesidad y diabetes en nuestro país.

Como todo lo que supone un aumento en impuestos, ha generado polémica. La industria de refrescos acusa al Gobierno de aplicar esta subida por mero afán recaudatorio y alega que no va a servir como medida preventiva. No obstante, en otros países como México o Chile, sí ha dado resultado disminuyendo sensiblemente el consumo.

«Los mal llamados `refrescos´ son un verdadero problema de salud pública»

«La facilidad con la que uno puede llegar a tomarse 300 o 400 calorías de azúcar en un formato líquido hace que no percibamos este exceso como tal»

Las bebidas azucaradas (mal llamados “refrescos”) son un verdadero problema de salud pública. La facilidad con la que uno puede llegar a tomarse 300 o 400 calorías de azúcar en un formato líquido hace que no percibamos este exceso como tal. Nuestro cerebro no interpreta que hemos ingerido tales cantidades de energía, con lo cual no sacian, pero sí que nos enferman. No en vano, el Departamento de Salud Pública de Nueva York dice que una sola lata al día de bebida deportiva, cola, zumo, etc., al cabo de un año, nos engorda cerca de 5 kilos de grasa. Y ya no es que solamente nos provoquen sobrepeso, obesidad, caries y diabetes, sino que también puede favorecer el desarrollo de cáncer. En EEUU, actualmente, se diagnostican 10.000 casos de cáncer al año relacionados con el consumo de bebidas azucaradas.

«A la par, se debería: poner coto a la publicidad desmedida, invertir en campañas de educación nutricional e incluir en el etiquetado sellos con advertencias sobre los riesgos que entraña su consumo, como por ejemplo se ha hecho en Chile»

Campaña del Departamento de Salud Pública de NYC, año 2009
«Beber un refresco al día, puede producirnos cerca de 5 kilos de grasa al año»
«No bebas grasa, corta con las gaseosas y con otras bebidas azucaradas»

¿Puede servir este aumento en el IVA como medida de prevención?

Hay quien dice que no y quien dice que sí y es probable que ambos tengan razón. En mi opinión, funcionará si se hace como parte de varias iniciativas y no como un hecho aislado. A la par, se debería: poner coto a la publicidad desmedida, invertir en campañas de educación nutricional e incluir en el etiquetado sellos con advertencias sobre los riesgos que entraña su consumo, como por ejemplo se ha hecho en Chile. Una simple subida (además pequeña) en el precio, puede servir para informar a la población del porqué de esta imposición. El mero hecho de que suceda favorece que se hable de ello en los medios y que a mucha gente comience a sonarle eso de que estas opciones bebibles perjudican (y tanto) la salud, pero es insuficiente. Lo creamos o no, muchos no tienen ni idea de lo que están eligiendo cada vez que cogen packs de 8 litros de refresco para sus familias. Es necesario concienciar y responsabilizar a la población, en eso estoy de acuerdo, pero es muy complicado pretender que todos aprendan y rápido partiendo de tan abajo, por lo tanto esta subida puede ser un buen comienzo.

Recordar una historia parecida puede servir como pista

Años atrás con el tabaco pasó algo similar. En los 90 podías comprar una cajetilla por 120 pesetas (72 céntimos de euro). En un momento dado alguien comenzó a hacer cuentas y entendió que los procesos sanitarios que llevaban durante años los fumadores que enfermaban, eran cuantiosamente más caros que los impuestos que un fumador pagaba al comprar cigarros durante toda una vida, pero en aquel entonces la gente no tenía la información que tenemos hoy. Muchísimos fumadores ignoraban que fumar era apostar, y fuerte, por una muerte lenta y agónica. Al contrario, un atractivo vaquero miraba desde un cartel gigante y omnipresente mostrando que fumar daba hombría y genuinidad. Por cierto, dicho vaquero murió de enfermedad pulmonar obstructiva crónica debido al hábito tabáquico. Entrado el siglo XXI comenzó una campaña sensibilizadora, haciendo énfasis en la importancia de disminuir el consumo, iniciándose con subidas en el precio y veto a la publicidad y culminando en el 2011 con la prohibición de fumar en bares, restaurantes, hoteles, transportes públicos, etc., con la obligatoriedad añadida de incluir en las cajetillas, pictogramas disuasivos de fumar. Hoy en día, el precio del tabaco es de entre 4 y 7 veces más caro que al comienzo de esta historia.  Todo esto ha dado como resultado que actualmente fumemos un 50% menos que en aquel entonces. Por lo tanto, decir que tomar medidas no sirve es un error.

Clarence Hailey Long. el famoso vaquero de Marlboro

«Muchísimos fumadores ignoraban que fumar era apostar, y fuerte, por una muerte lenta y agónica. Al contrario, un atractivo vaquero miraba desde un cartel gigante y omnipresente mostrando que fumar daba hombría y genuinidad. Por cierto, dicho vaquero murió de enfermedad respiratoria obstructiva crónica, debido al hábito tabáquico»

A las azucaradas, vale, ¡pero si la “light” no lleva azúcar!

La situación actual a los sanitarios nos hace revivir lo sucedido con el tabaco. Las bebidas azucaradas representan gran parte de un problema multifactorial. Actualmente su consumo se estima en 55 litros por persona y año en España; por lo tanto, es como para preocuparse. Y muchos se preguntan, “si es un impuesto a bebidas azucaradas ¿por qué entonces también se aplica a bebidas edulcoradas sin azúcar?” Muy sencillo: estas otras bebidas, aunque acalóricas, favorecen un consumo irresponsable de alimentos malsanos, pues alteran las percepciones de sabor haciendo que deseemos ingerir a todas horas comestibles superfluos y ultraprocesados,  con una alta densidad energética y de muy bajo valor nutricional. Tiene sentido que se aplique también en estas.

El consuelo de sacar cuentas

Lo cierto es que, haya o no afán recaudatorio, debemos pensar lo siguiente. Pagar un 10% de IVA como hasta ahora ¿cubre los gastos sanitarios que derivan del alto consumo de bebidas azucaradas a escala poblacional? No he hecho las cuentas y no sé si alguien las habrá hecho, pero valorando todo el perjuicio que suponen para la salud, ya os digo que ni por asomo.  Por lo tanto, subir un 11% puede ayudar no solo a disminuir el consumo, sino también a equilibrar sensiblemente esta balanza sanitaria.

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